A partir de una serie de inventos efectuados en el campo de la electricidad, la telegrafía y la telefonía se desarrolló lo que conocemos como “la radio”. A fines del siglo XIX, un físico de origen italiano, unificó los avances en estos campos y realizó, en 1901, la primera transmisión transatlántica sin cables de voces humanas. Había nacido la radio.
Estos avances, insertos en un contexto de competencia imperialista entre las naciones europeo- occidentales, fueron inmediatamente aplicados al campo militar: en la marina de guerra, en la guerra entre Rusia y Japón (1905). Además, se incorporó en la marina mercante a partir del hundimiento del Titanic (1912). En 1913, había en Europa 330 estaciones emisoras de radiogramas abiertas al público.
El origen de la radiodifusión pública muchos libros extranjeros la ubican el 2 de noviembre de 1920, cuando un ingeniero de Westinghouse, emitió en Pittsburg un reportaje sobre la elección del presidente Harding. Sin embargo, la primera emisión se realizó en Buenos Aires tres meses antes, el 27 de agosto de 1920. Ese día, a través de la instalación de una antena y un transmisor en el techo del Teatro Coliseo Argentino, se transmitió la ópera Parsifal de Richard Wagner. Los acordes fueron escuchados a la distancia por unos pocos porteños que contaban con equipos receptores. La transmisión resultó exitosa, más allá de algunos ruidos producidos por la estática.
Este instrumento de comunicación fue utilizado también por los distintos gobiernos para difundir sus ideas, desplazando a la prensa escrita. Durante la primera mitad del siglo XX, tanto Hitler en Alemania como Roosevelt en EEUU, utilizaron a la radiodifusión para transmitir a nivel nacional: estos mensajes eran recepcionados por todos los habitantes independientemente del lugar geográfico donde estaban ubicados.
El crecimiento y el desarrollo de la radio fue paralelo al de los conflictos mundiales: con el desarrollo de la segunda guerra mundial se mejoro la calidad de la transmisión y de los aparatos receptores. La radio hacia 1945 vivió su etapa de esplendor. En 1960 el mundo contaba con mas de 12.000 emisoras y la radio continuaba siendo el medio de comunicación de masas más importante. Sin embargo, en poco tiempo seria superada en audiencia por su principal competidora: la televisión.
La historia de la radio describe los pasos
importantes en la evolución de la radio comunicación y el medio de comunicación llamado radio desde el descubrimiento de las ondas
de radio hasta la actualidad.
Las bases teóricas de la propagación de ondas
electromagnéticas fueron descritas por primera vez por James Clerk
Maxwell en un documento dirigido a la Royal Society (1873)
titulado Una teoría dinámica del
campo electromagnético, que describía sus trabajos entre los
años 1861 y 1865: su teoría, básicamente, era que los campos
eléctricos variables crean campos magnéticos variables, y viceversa, que los
campos magnéticos variables crean campos eléctricos variables con lo que unos u
otros crearán a su vez nuevos campos eléctricos o magnéticos variables que se
propagarán por el espacio en forma de campos electromagnéticos variables
sucesivos los cuales se alejarán en forma de ondas electromagnéticas de la
fuente donde se originaron.
Heinrich Rudolf Hertz, en 1888, fue el primero en validar
experimentalmente la teoría de Maxwell, al idear como "crear"
artificialmente tales ondas electromagnéticas y como detectarlas y a
continuación llevando a la práctica emisiones y recepciones de estas ondas y
analizando sus características físicas demostrando que las ondas creadas
artificialmente tenían todas las propiedades de las ondas electromagnéticas
"teóricas" y descubriendo que las ecuaciones de las ondas
electromagnéticas podían ser reformuladas en una ecuación diferencial parcial
denominada ecuación de onda.
El dispositivo que diseñó para producir ondas electromagnéticas
consistía en dos barras metálicas del mismo tamaño alineadas y muy próximas por
uno de sus extremos y que terminaban en una bola metálica por el otro; sobre
una de estas barras eran inyectados "paquetes de electrones" a muy
alta tensión que a su vez eran extraídos de la otra barra; los intensos cambios
en el número de electrones que esto provocaba en las barras daba origen a
descargas de electrones de una a otra barra en forma de chispas a través del
estrecho espacio que las separaba, descargas que se producían de una forma que
se podría calificar de elástica u oscilante ya que tras una
"inyección" de electrones en una barra se producían descargas
alternadas de electrones de una a otra barra cada vez de menor intensidad hasta
desaparecer al fin por las resistencias eléctricas.
Estos cambios alternantes en el número de electrones que tenía
cada barra hacía que a lo largo de ellas se propagaran variaciones de la carga
eléctrica lo que originaba campos eléctricos variables de signo opuesto en
torno de ellas. Tales campos eléctricos variables daban origen a campos
magnéticos variables y éstos a nuevos campos eléctricos variables con lo que se
producían ondas electromagnéticas que se difundían desde esas barras.
Las "inyecciones" y "sustracciones" de
"paquetes de electrones" se conseguían mediante intensos impulsos
eléctricos provocados por una bobina de un gran número de espiras que tenía sus
extremos unidos cada uno a una de las dos barras y que tenía otra bobina de un
pequeño número de espiras concéntrica a ella. Esta segunda bobina recibía
breves impulsos eléctricos en baja tensión que inducía a la bobina de gran
número de espiras la cual los transformaba en impulsos de muy alta tensión.
El receptor era una barra metálica de forma circular y con sus dos
extremos muy próximos uno de otro; la longitud de esta barra estaba calculada
para que fuera resonante a los campos magnéticos variables originados en las
barras emisoras; las corrientes de electrones provocadas en tal barra receptora
por los campos magnéticos variables que captaba causaban pequeñas descargas de
electrones entre sus extremos, descargas que eran visibles en forma de chispas.
Hertz dio un paso de gigante al afirmar y probar que las ondas
electromagnéticas se propagan a una velocidad similar a la velocidad de la
luz y que tenían las mismas características físicas que las ondas
de luz, como las de reflejarse en superficies metálicas,
desviarse por prismas, estar polarizadas, etc., sentando así las
bases para el envío de señales de radio.
Como homenaje a Hertz por este descubrimiento, las ondas
electromagnéticas pasaron a denominarse ondas hertzianas.
Es difícil atribuir la invención de la radio a una única persona.
En diferentes países se reconoce la paternidad en clave local: Aleksandr
Stepánovich Popov hizo sus primeras demostraciones en San
Petersburgo, Rusia; Nikola Tesla en San Luis
(Misuri), Estados Unidos y Guillermo Marconi en el Reino
Unido.
En 1895, en Italia, un joven de apenas 20 años, Guglielmo Marconi,
recibía a través del diario la noticia de los efectos de las ondas
electromagnéticas engendradas por un oscilador eléctrico inventado por Hertz.
En 1896, Marconi obtuvo la primera patente del mundo sobre la radio, la
patente británica 12039,Mejoras en la
transmisión de impulsos y señales eléctricas y un aparato para ello (los
equipos que empleaba eran: como emisor un generador de chispas de muy alta
tensión, similar al empleado por Hertz, que conectaba por un extremo a una gran
antena no sintonizada y por el otro a tierra, con lo que producía algo que se
podría definir como "ruido electromagnético" en un amplio margen de
frecuencias más que ondas de radio de una frecuencia concreta. Como receptor
usaba un cohesor o
coherer, tampoco de su invención, que consistía en un pequeño recipiente de
vidrio lleno de limaduras de metal ideado inicialmente para proteger de los rayos
las instalaciones telegráficas, ya que en condiciones normales tal dispositivo
tenía alta resistencia eléctrica pero ésta disminuía intensamente al llegar a
él una descarga eléctrica de un rayo; se había encontrado que también los
campos eléctricos intensos producidos por los rayos disminuían asimismo su
resistencia eléctrica) pero países
como Francia o Rusia rechazaron reconocer su patente por
dicha invención, refiriéndose a las publicaciones de Popov, previas en el
tiempo.
El 7 de mayo de 1895 el profesor e ingeniero
ruso Aleksandr Stepánovich Popov había presentado un receptor capaz
de detectar ondas electromagnéticas. Diez meses después, el 24 de marzo
de 1896, ya con un sistema completo de recepción-emisión de mensajes
telegráficos, transmitió el primer mensaje telegráfico entre dos edificios de
la Universidad de San Petersburgo situados a una distancia de 250 m. El
texto de este primer mensaje telegráfico fue: "HEINRICH HERTZ".
En 1897 Marconi montó la primera estación de radio del
mundo en la Isla de Wight, al sur de Inglaterra y
en 1898 abrió la primera factoría del mundo de equipos de transmisión sin hilos en Hall
Street (Chelmsford, Reino Unido) empleando en ella alrededor de 50
personas. En 1899 Marconi consiguió establecer una comunicación de carácter
telegráfico entre Gran Bretaña y Francia. Tan sólo dos años
después, en 1901, esto quedaría como una minucia al conseguirse por
primera vez transmitir señales de lado a lado del océano Atlántico.
Nikola Tesla -que por un camino diferente al de Hertz había
llegado también a producir y detectar ondas de radio (generando mediante
alternadores corrientes eléctricas alternas de muy alta frecuencia que eran
aplicadas a una gran antena y a tierra con lo que se originaban ondas
electromagnéticas que se transmitían a larga distancia y que eran captadas
aprovechando las corrientes alternas que inducían en otras antenas unidas a
tierra a través de circuitos resonantes, formados por inductancias y
condensadores, que también había ideado) buscando, más que transmitir señales,
transmitir energía eléctrica a larga distancia sin necesidad de usar
conductores metálicos- hizo su primera demostración pública de
radiocomunicación en San Luis (Misuri, Estados Unidos), en 1893.
Dirigiéndose al Franklin
Institute de Filadelfia y a la National Electric Light Association describió
y demostró en detalle los principios de la radiocomunicación. Sus aparatos
contenían ya todos los elementos que fueron utilizados en los sistemas de radio
hasta el desarrollo de los tubos de vacío. En Estados Unidos, algunos
desarrollos clave en los comienzos de la historia de la radio fueron creados y
patentados en 1897 por Tesla. Sin embargo, la Oficina de Patentes de
Estados Unidos revocó su decisión en 1904 y adjudicó a Marconi una
patente por la invención de la radio, posiblemente influenciada por los
patrocinadores financieros de Marconi en Estados Unidos, entre los que se
encontraban Thomas Alva Edison y Andrew Carnegie. Años después,
en 1943, meses después de la muerte de Tesla, el Tribunal Supremo de los
Estados Unidos dictaminó que la patente relativa a la radio era legítimamente
propiedad de Tesla, reconociéndolo de forma legal como inventor de la radio. Si
bien esto no trascendió a la opinión pública, que sigue considerando a Marconi
como su inventor. El 12 de diciembre de 1901, Marconi transmitió, por primera
vez, señales de código morse por ondas electromagnéticas.
Sin embargo, la patente de Tesla número 645576 fue restablecida
en 1943 por la Corte Suprema de Estados Unidos, poco tiempo después
de su muerte a causa de una trombosis coronaria. La decisión estaba basada en
el hecho de que había un trabajo preexistente antes del establecimiento de la
patente de Marconi. Existe la creencia de que esto se hizo, aparentemente, por
razones financieras, para permitir al gobierno estadounidense eludir el pago de
los daños que estaban siendo reclamados por la compañía Marconi por el uso de
sus patentes durante la Primera Guerra Mundial.
También se habían hecho reclamos en el sentido de que Nathan
Stubblefield inventó la radio antes que Tesla y Marconi, pero su
dispositivo, al parecer, funcionaba mediante transmisión
por inducción más que por radio transmisión.